La responsabilidad combinada de YPF, el Banco Central y la Secretaría de Energía justo en plena campaña electoral, se traduce en filas de hasta 1 hora en estaciones de servicio de todo el país.
Por más que la secretaria de Energía, Flavia Royón, prometiera el viernes que se importará diez barcos de combustible, el normal abastecimiento en las estaciones de servicio no se recuperará de un día para el otro, aunque hoy ya se registró algún alivio, sino más bien a lo largo de esta semana.
¿De quién es la culpa de que a 20 días del balotaje falten nafta (gasolina) y gasoil (diésel), haya colas para cargar, estaciones cerradas y autos sin poder moverse? En Unión por la Patria (UP) se tiran dardos entre sí, mientras Javier Milei hizo campaña el sábado visitando surtidores. Uno de los consultores que más sabe del sector atribuye la escasez a que “faltaron importaciones dado el crecimiento de la demanda y las paradas programadas de las plantas” de YPF y Raízen (la refinadora de Shell y el brasileño Grupo Cosan).
Pero hay muchas más razones yuxtapuestas, entre ellos, los bajos precios, una nafta que vale 34% que el promedio de la última década en términos reales (ajustados por inflación) y un gasoil 20% abajo, lo que incentiva un mayor consumo.
“La demanda ha estado creciendo en los últimos años a tasas muy altas, por encima del crecimiento de la producción”, resume el problema el vicepresidente del Instituto Argentina de la Energía General Mosconi, Gerardo Rabinovich. “La estructura de refinación está bajo fuerte presión. Hay refinerías en mantenimiento, un pico de demanda y precios distorsionados. Todo esto puede explicar esta crisis. Hay que agregar una gran improvisación y falta de profesionalismo desde la secretaría de Energía que no pudo prever los faltantes y actuar en consecuencia.”
La cuestión es así. Justo en plena campaña electoral la estatal YPF, que preside el cristinista Pablo González, que no logró entrar al Senado en los últimos comicios, organizó una parada técnica de mantenimiento de su refinería en La Plata. También Shell hizo lo propio en la planta de Dock Sud.
Para suplir el combustible de ambas empresas que controlan tres cuartos del mercado, necesitaban importar nafta y gasoil. Este último se importa siempre porque la producción nacional no da abasto. YPF le pidió los dólares al Banco Central, que preside el albertista Miguel Pesce. La autoridad monetaria le reclamó que buscara prefinanciación para importar, dada la escasez de divisas que sufre el país. La petrolera le respondió que no conseguía. En el medio de las negociaciones intervenía Royón, que responde al ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa.
Nadie pudo evitar que se llegara al actual desabastecimiento, a pedir de Milei. La falta de oferta ocurrió justo cuando la demanda tira fuerte por los bajos precios, entre otros motivos. El consumo de nafta está 13% por encima de 2019 y el de gasoil, 10%. En parte es porque la economía está 7,5% más activa que cuando la dejó Mauricio Macri.
Pero también hay una mayor demanda por el costo: no es que pueda stockearse combustible, pero menores valores llevan a que las personas usen más el automóvil. Además, crece el cruce de fronteras desde Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay a cargar 30% más barato en las ciudades aledañas de la Argentina.
“Si hubiera habido dólares para importar, esto se solucionaba”, comenta Rabinovich.
Claro que también las petroleras reconocen que les resulta difícil importar a $us 2 por litro para vender localmente a $us 0,80, según el tipo de cambio oficial.
Algunas petroleras como YPF y Axion (propiedad de Pan American Energy, PAE) compensan sólo en parte la pérdida con la exportación de petróleo crudo de Vaca Muerta. Raízen y la productora petrolera Shell operan por separado. Puma, de la singapurense Trafigura, carece de materia prima en la Argentina. Más allá de las paradas técnicas, es normal que la Argentina importe entre 20% y 30% del gasoil que consume.
Fuente: DiarioAr