El científico norteamericano obtuvo el reconocido galardón en 2019, cuando tenía 97 años, convirtiéndose en la persona más longeva en recibirlo.
El reconocido científico estadounidense John Goodenough, quien compartió el Premio Nobel de Química en 2019 por su contribución en el desarrollo de la revolucionaria batería de iones de litio, ha fallecido este lunes a los 100 años en una residencia asistida en Austin, según comunicó la Universidad de Texas. Goodenough fue responsable de sentar las bases tecnológicas que permitieron la creación de dispositivos recargables como teléfonos móviles, computadoras, automóviles eléctricos y marcapasos.
Su legado y su revolucionaria investigación han dejado una huella imborrable en el mundo de la tecnología moderna.
John Goodenough, fue miembro de la facultad de la Universidad de Texas durante casi cuatro décadas y se convirtió en la persona de mayor edad (97 años) en recibir un Premio Nobel. Y en 2021 se convirtió en el Premio Nobel vivo de mayor edad, tras la muerte de Edmond H. Fischer.
Las baterías de iones de litio -también denominada batería Li-Ion-, concebidas a partir de los avances de Goodenough, marcaron un hito en la historia de la tecnología al ser las primeras baterías verdaderamente portátiles y recargables. Su desarrollo llevó más de una década y requirió el trabajo conjunto de varios científicos destacados. En la década de 1970, Whittingham descubrió cómo aprovechar la propiedad del litio para crear una batería capaz de generar energía. Ya en los 80, mejoró la capacidad de la batería mediante el uso de cobalto en el cátodo. Finalmente, Yoshino eliminó el litio puro volátil y lo reemplazó con iones de litio seguros, lo que permitió la producción de las primeras baterías comerciales en 1991.
A pesar de sus numerosos logros, John Goodenough -nacido en Jena (Alemania) en 1922, pero nacionalizado estadounidense- siempre fue un hombre humilde; demostró una pasión incansable por su trabajo, y gracias a su ardua labor logró transformar el panorama de la electrónica y la industria de la energía.
Goodenough no recibió regalías por su creación, pues cedió la mayoría de sus derechos. Su sueldo como científico por más 60 años fue el único pago que obtuvo, además del premio económico del Nobel.
En una ocasión, expresó su gratitud por no haber sido forzado a jubilarse a los 65 años y bromeó diciendo que aún podía hacer cualquier cosa. «Vive hasta los 97 años, tendrás tiempo para hacer cualquier cosa», dijo cuando se le otorgó el Nobel.
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