En América Latina, el avance de los edificios inteligentes va de la mano con el compromiso con la sostenibilidad y Bolivia no es la excepción. Casi el 40% del dióxido de carbono proviene de los edificios; hay tecnologías que pueden reducir esa contaminación.
(#RadarEnergetico).- El ser sustentables sin dejar de lado la generación de ingresos está cada vez más al alcance de las empresas e inversores, con la ayuda de tecnologías que conducen hacia una gestión cada vez más eficiente de los sistemas y recursos de los edificios, en especial de la electricidad.
Y este no es un desafío menor. Los inmuebles consumen alrededor del 30% de la energía mundial y son responsables de casi el 40% de las emisiones globales de dióxido carbono (CO2), por el consumo de energía que se requiere para su construcción y para mantenerlos en funcionamiento.
Es por ello que, para limitar el calentamiento global a 1,5°C para 2050 (meta del Acuerdo de París), tanto las construcciones nuevas como las existentes deben ser descarbonizadas, es decir, convirtiéndolos en edificios inteligentes.
Este tipo de edificios incorporan materiales y tecnologías que no solo permiten la eficiencia operativa y la automatización de sus procesos, sino que fomentan el bienestar y la productividad de sus ocupantes.
Un inmueble así aumenta en su valor y atrae o retiene a buenos inquilinos, ofreciéndoles entornos de trabajo mejorados, cómodos y seguros, así como un amplio conjunto de servicios.
DATOS
Según el estudio de la consultora Jupiter Research, actualmente la cantidad de edificios inteligentes en el mundo llegó a 45 millones en 2022 y se tiene previsto que para 2026 este número ascenderá a 115 millones, lo que revela la creciente demanda de eficiencia energética por parte de empresas y residentes por igual, a medida que aumentan los costos de la energía.
En América Latina, el avance de los edificios inteligentes va de la mano con el compromiso con la sostenibilidad y Bolivia no es la excepción.
Enrique Aillón, gerente Comercial de Schneider Electric para el país, calcula que en este mercado ya hay aproximadamente 12 edificios inteligentes, la mayoría de los cuales está en Santa Cruz y La Paz. Estas infraestructuras se construyeron en los sectores de salud, finanzas, industria y comercio.
“Mejorar la eficiencia energética es clave para reducir las emisiones y los costos operativos. Los avances en tecnología y dispositivos habilitados para el internet de las cosas (IoT) están permitiendo a los propietarios y operadores de edificios utilizar big data e inteligencia artificial para tomar decisiones mejor informadas y para reducir los presupuestos operativos”, destaca el ejecutivo.
La compañía está plenamente identificada con los esfuerzos para limitar el calentamiento global, por lo que desarrolló herramientas como la plataforma de software EcoStruxure Building Operation, que permite monitorizar, gestionar y controlar las operaciones de un edificio.
El software convierte los datos de los dispositivos, sensores y sistemas conectados en información contextualizada procesable. Con esta data se puede hacer un uso más eficiente no solo de la electricidad y de la iluminación, sino de otros sistemas como la ventilación, la calefacción, el aire acondicionado y el control de los accesos a los inmuebles.
“Lo que no es medible, no es mejorable. Por esta razón, la plataforma permite establecer una línea base, a través de los productos conectables, que les muestra a los tomadores de decisiones donde pueden optimizar sus recursos o procesos productivos”, detalló a la revista Expansión Arturo Granados, director de Digital Energy para Schneider Electric México y Centroamérica.
Aillón apunta que los principales beneficios de la implementación de esta tecnología son la reducción de facturas por consumo de energía eléctrica, la alta seguridad electrónica de la información generada y la optimización del uso de recursos, lo que impacta de manera positiva en la reducción de la huella de carbono.
COSTOS
Con esta y otras herramientas de gestión de edificios, la disminución de costes energéticos puede ser muy importante, ya que se estima que más de un 30% de la electricidad que se utiliza en los inmuebles se desperdicia.
“Vemos que los datos y la automatización son claves para garantizar que las oficinas estén correctamente equipadas para satisfacer los requisitos de comodidad y bienestar de los ocupantes, así como la productividad del personal. Hacer que los edificios sean más inteligentes puede generar enormes dividendos al aumentar la atracción, la retención y la diferenciación”, indica Aillón.
Pero la generación de ingresos no es la única razón para implementar estas tecnologías, también está el cuidado de la salud.
“El COVID nos dejó muchas enseñanzas, entre ellas las que corresponden a confort y salubridad. Debemos asegurarnos de que el aire que circula y se entrega en las dependencias está descontaminado y purificado, de manera de minimizar los riesgos de mantener elementos patógenos que afecten a la salud de sus ocupantes”, concluye Aillón.
Esta nota se realiza en colaboración con Schneider Electric