El sector dejó de ser atractivo para las compañías internacionales del upstream. Esto es resultado de la política hidrocarburifera “que ha privilegiado la renta petrolera y ha descuidado la sostenibilidad del sector en el largo plazo”, dice el analista Raul Velásquez.
(#RadarEnergetico).- De $us 707 millones de inversión presupuestados para este año en el sector hidrocarburos, sólo 12%, igual a $us 83 millones lo invertirán las empresas petroleras privadas que operan en el país desde hace más de dos décadas. 43% lo hará YPFB matriz y 45% sus empresas subsidiarias.
En ese marco, el presupuesto especifica que este año se ejecutan $us 317 millones en el área exploratoria, 188 en explotación, 79 millones en transporte y 54 millones en distribución, entre los ítems más altos.
En la suma sectorial de inversiones en toda la cadena, YPFB y sus empresas subsidiarias invertirán $us 623 millones, de los $us 707 millones presupuestados. 88%.
El detalle fue explicado este jueves, por el presidente de YPFB, Armin Dorghaten, en el marco de la Audiencia de Rendición Pública de Cuentas, una revista de todas las entidades públicas del sector hidrocarburos a los planes y presupuestos anuales.
Desde la década de los 90´s y hasta el año 2015, la inversión de las empresas petroleras privadas superaba el 40%. Ya en 2016 el porcentaje bajó a 23,6% y en 2022 será sólo el 12%.
Los números demuestran un interés cada vez menor de las empresas privadas por invertir y mucho menos en el área exploratoria, que conlleva mucho riesgo.
En Bolivia operan aun una decena de compañías internacionales de petróleo y gas, entre ellas Repsol, Shell, Totalenergies, Petrobras, Pluspetrol, PAE y Gazprom.
“Esto en realidad responde a la política hidrocarburífera vigente en el país desde mayo de 2005, que ha privilegiado la captura de renta por parte del Estado y ha descuidado la sostenibilidad del sector en el largo plazo”, dice el analista en hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez.
“Las empresas han invertido fundamentalmente en desarrollo de los campos que iniciaron a finales de la década de los 90’s e inicios de este siglo, aprovechando el ciclo de precios altos a nivel internacional y las condiciones de mercado con contratos exportación crecientes”, complementa.
¿QUÉ HACER?
Raul Velásquez dice que lo que se requiere “es una nueva política hidrocarburífera plasmada en una nueva Ley, orientada a incentivar la inversión nacional y extranjera en el sector hidrocarburos y consistente con el nuevo contexto regional y mundial en términos de transición energética”.
Según su criterio, esto pasa por cambios mínimamente en: 1) Roles institucionales claros para cada actor del sector hidrocarburos, 2) políticas ambientales claras y respeto a la consulta previa e informada, 3) Contratos de servicio para exploración y explotación de hidrocarburos atractivos, 4) obligación de reposición de reservas, 5) régimen fiscal en función de producción, precio y ciclo del proyecto, 6) focalizar la subvención solo hacia la población vulnerable, 7) transparencia y acceso a información.
Para la gestión 2022 se ha presupuestado más inversión en exploración que en explotación de hidrocarburos. Algo que al menos en el presupuesto marca una tendencia distinta a los últimos 15 años.
