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¿Está atravesando el sector hidrocarburos en Bolivia por una tormenta perfecta?

No hay balas mágicas, solo soluciones pragmáticas respaldadas por conocimiento y experiencia, enfatiza el documento.

(RE).- “La viabilidad del sector hidrocarburos está comprometida y amenazada”. Esa es una de las conclusiones del documento titulado ‘La política hidrocarburífera en crisis, una tormenta perfecta”, de autoría de Carlos Delius Sensano, publicado por la Fundación Milenio.

“La caída de ingresos, debido a los volúmenes de exportación menguados, el crecimiento del mercado interno subvencionado que subió de 4 a 14 MMmcd en 13 años, además de la declinación en la capacidad de producción (…), además de precios menores de exportación; la perspectiva de nuestra industria hidrocarburífera es cuando menos muy complicada”, argumenta el ingeniero y analista en temas de energía. A ello se agrega la falta de reservas, lo que conforma un cuadro crítico para este sector.

El documento de 12 páginas, hace un repaso a las cifras y acciones emprendidas en el sector entre 2010 y 2019, haciendo hincapié la bonanza, la declinación de los campos, la situación exploratoria, la industrialización, las condiciones para las inversiones de riesgo, YPFB y el contexto.

Otro aspecto importante en el negocio de los hidrocarburos en Bolivia, es el costo de oportunidad que se genera por los millonarios subsidios al mercado interno, dice Delius.

“De hecho, por cada MMmcd que se destina al mercado interno, y considerando un dólar de diferencia entre los precios de exportación y del mercado interno, el valor del subsidio ascendería a 13.37 millones de dólares por año. Y si se destinan 14 MMmcd (el consumo actual del mercado interno), con una diferencia de 3.0 dólares en un año, el costo se eleva a 561.54 millones de dólares”.

“La pesada carga del subsidio en el diésel suma 6,985 MMU$ de importación, lo que significa un subsidio de 3.560 MMU$ en el período 2011-2019. En el caso de la gasolina, en el periodo 2010-2019, el valor de la importación fue de 2.535 MMU$, generándose un déficit de 852 MMU$. Esta situación no es sostenible”, argumenta el analista.

“No debe quedar duda que fue el mercado de exportación el que generó la bonanza económica”, enfatiza el documento publicado a finales de mayo.

Otro de los aspectos vitales para llegar a la situación actual es la salud financiera de la estatal YPFB, la cual en los años de bonanza invirtió en proyectos que no generan rentabilidad y que por diversas razones, especialmente de mercado, están operando en el mínimo de sus capacidades. En este aspecto hace referencia a la planta de Urea y a la de Gran Chaco. La primera actualmente paralizada y la segunda operando a menos del 20% de su capacidad.

“Debe quedar claro que el sector no se reconstruirá solamente con acciones administrativas o con ajustes burocráticos. No hay balas mágicas, solo soluciones pragmáticas respaldadas por conocimiento y experiencia. El abandono del pensamiento mágico o ideologizado puede ser un importante paso hacia la solución del problema”, enfatiza Carlos Delius.

Según la publicación, los factores descritos dibujan el panorama de un sector con todos sus elementos en crisis, lo que conlleva a que esté sucediendo una tormenta perfecta.

Delius lleva 40 años en el sector hidrocarburos, fue presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía y dirige una compañía de servicios petroleros. Es además estudioso y analista sobre temas de litio.

Analista
Carlos Delius S. Analista en temas energéticos.