Un especialista cuestiona que la planta de Bulo Bulo desaproveche la coyuntura de precios al no producir al máximo de su capacidad de diseño. El precio se triplicó en el último año.
(#RadarEnergetico).- El precio de la urea en el mercado internacional en los últimos 30 años tuvo un promedio de 240 dólares por tonelada métrica ($us/Tm) con escasos picos, como el de 2008 cuando llegó a $us 785/Tm.
Sin embargo, el precio de este fertilizante en el último año tuvo un crecimiento extraordinario, pasando de $us 300/Tm al finalizar enero de 2021 a los $us 900 en noviembre, con un pico de $us 933 para precios futuros en el mercado de Medio Oriente y Estados Unidos. La cotización al 21 de enero de 2022 llega a los $us 806/Tm, según dos fuentes consultadas por este medio, Indexmundi y el portal Investing.com de amplio prestigio en la publicación de precios internacionales de productos y materias primas.
PRECIO DE LA UREA EN EL ÚLTIMO MEDIO AÑO
En ese contexto de precios opera la planta de Urea y Amoniaco de Bulo Bulo, construida por Samsung con una inversión estatal de $us 950 millones e inaugurada en 2017 y que desde entonces ha tenido cuestionamientos acerca de su eficiencia.
“Esta planta debería operar a la máxima capacidad posible porque estamos hablando de precios altos, los más elevados en los últimos 20 años por lo menos, y por lo tanto, se debería aprovechar para tener un mayor rendimiento con mayor producción”, señala el ingeniero Químico y Petroquímico y además analista en temas de hidrocarburos, Hugo del Granado Cosio, entrevistado por Radar Energético.
El especialista dice que el precio récord de la urea se explica porque a raíz de la pandemia muchas plantas en el mundo paralizaron operaciones, hubo déficit de producción y la demanda no declinó en esa proporción. Por lo tanto, los precios subieron de manera extraordinaria.
“Si retrocedemos y vemos el precio histórico de 20 años, este se cuadruplicó en 2021”, contextualiza.
Entonces, “si los precios son así de excepcionales por qué la planta de urea de Bulo Bulo trabaja a baja capacidad de diseño”, se pregunta Hugo del Granado.
REINICIO Y PARADAS
Desde su reinicio de operaciones el 6 de septiembre de 2021, la planta de Bulo Bulo, según fuentes periodísticas, tuvo varias paradas técnicas que ponen en duda su normal desempeño. Del Granado hace mención a un informe del jefe de planta que evidencia que el 28 y 29 de diciembre hubo “cero producción” de urea.
En opinión del especialista “el reinicio de una planta de la complejidad de esta, requiere de un periodo muy cuidadoso de puesta en marcha de los diferentes equipos y que cada uno tiene su respectivo protocolo”.
“Por esa razón no es aceptable que pare y se vuelva a iniciar de forma seguida porque es un proceso muy complejo” -dice al acotar que- “es un problema no solamente de ahora, sino desde el inicio cuando se puso en marcha en 2017”.
Según YPFB, con datos expuestos en la rendición de cuentas del sector energético la semana pasada, desde su reinicio en septiembre y hasta el cierre del año, la planta comercializó 136.168 toneladas métricas de urea, de las cuales el 78% fue destinado a la exportación.
Esas ventas significaron ingresos de $us 67 millones, de los cuales $us 51,6 millones fueron por ventas externas y $us 15,5 por ventas en Bolivia.
Según Del Granado, los números de ingresos son producto del precio internacional, porque si se compara el volumen de producción, este es similar al de 2019.
“Entonces, no es que la planta de urea este generando mejores ingresos por eficiencia o por mejor producción, es más bien un tema de precios altos”, asegura.
Otros factores que complican más los niveles de eficiencia u optimización de costos están relacionados al transporte del producto desde Bulo Bulo hasta Brasil (principal mercado), cuyo tramo desde la planta hasta Montero, en el norte de Santa Cruz, se sigue haciendo en camiones porque el ferrocarril lleva muchos años en construcción.
“Por qué no hemos mejorado nuestros costos y seguimos con la construcción de un ferrocarril que hasta ahora se termina después de tantos años, lo que encarece los costos de transporte de la urea hasta su destino final”, se pregunta Hugo del Granado.
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