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China despliega su estrategia para controlar el litio boliviano

Cuatro empresas chinas buscan apoderarse de los recursos de litio y con ello controlar el futuro de la provisión de baterías para vehículos eléctricos.

Entre 2005 y 2018, China realizó préstamos a países sudamericanos en el orden de los 143.000 millones de dólares. Casi cinco veces el Producto Interno Bruto (PIB) anual de Bolivia.

De acuerdo a expertos e investigadores en la temática, el interés del gigante asiático por lograr mayor influencia en los países de la región está ligada especialmente a los recursos naturales. El país más poblado del mundo tiene recursos limitados tanto alimenticios como energéticos. Sin embargo, fruto de amplio superávit comercial, tiene recursos económicos para conseguirlos en diferentes latitudes.

Petróleo, hierro, cobre y soja, ya representan más del 70% de las importaciones del país asiático desde la región, una búsqueda motivada por el crecimiento acelerado y la escasez relativa de recursos naturales en China y su planificación a largo plazo atribuye a la región sudamericana el papel de importante proveedora.

Comparativamente, entre 1990 y 2009, las inversiones directas provenientes de China a Latinoamérica fueron de 7.034 millones de dólares, pero desde 2010 a 2015 superaron los 64.000 millones según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La cifra actualizada a 2022 supera los 150.000 millones de dólares.

El presidente chino Xi Jinping manifestó hace poco que su intención es que las inversiones en la región alcancen los 250.000 millones hasta el final de la década.

LITIO

La búsqueda de China de recursos naturales en América Latina se ha acelerado con la necesidad de más energía para los próximos años dadas sus limitaciones internas.

No es solo petróleo, el cual lo ha conseguido en grandes cantidades de Venezuela, tanto en pagos al contado, así como a cambio de deuda, sino también litio.

La carrera de China por apoderarse del litio boliviano es notoria en la etapa final de selección de las empresas que explotarán el metal mediante del proceso de extracción directa de litio (EDL) establecido por el gobierno boliviano, en la que participan cuatro empresas chinas: Xinjiang TBEA Group; Fusión Enertech; Brunp, una subsidiaria del fabricante de baterías para automóviles más grande del mundo, CATL, con China Molybdenum; y CITIC Guoan Group con China Railway International Group.

Además, están en carrera, la rusa URANIUM ONE GROUP, subsidiaria de la reconocida Rosaton y, la estadounidense Lilac Solutions.

Tener el control de los mayores recursos de litio en el mundo, estimados en 21 millones de toneladas, podría permitirle a China dominar el mercado de baterías y de autos eléctricos en el futuro, algo que ya lo hacen de manera limitada en la actualidad, pero que podría significar un juego peligroso para las democracias de la región al ser dominadas desde el bolsillo por el gigante asiático.

“Los problemas verdaderamente urgentes de las inversiones chinas son los comunes a todos los emprendimientos capitalistas: su interés es extraer ganancias, y no las necesidades humanas o ambientales. Los marcos regulatorios en China están sesgados hacia la protección de los intereses de las empresas y son demasiado débiles para contrarrestar sus efectos destructivos”, criticó el académico australiano Lee Jones, citado por la BBC.

Analistas internacionales consideran que esta visión se acrecentará con el tercer mandato de Xi Jinping, que será reelecto en el Congreso del Partido Comunista esta semana.

REPUTACIÓN

Durante los últimos años, diversas firmas y empresas chinas, participaron en procesos de licitaciones y contratos de envergadura vinculados a proyectos de vertebración caminera y otros, muchos de los cuales, no concluyeron de manera efectiva y óptima o los procesos de adjudicación fueron observadas por las autoridades de transparencia y fiscalización nacionales.

La reciente investigación en Bolivia, sobre un presunto hecho de soborno pagado por “China Harbour Engineering Company” (CHEC), podría tener repercusiones en la reputación de las empresas chinas en América Latina y el Caribe, según un experto de la BNamericas.

El soborno por $us 2,7 millones que habría pagado CHEC a cambio de ser favorecida en la licitación por el contrato de $us 95 millones para ampliar la carretera Sucre-Yamparáez ha dado lugar a arrestos y pedidos de renuncia del presidente de la administradora de carreteras ABC, Henry Nina.

Estos hechos y los acontecidos en las gestiones precedentes generan desconfianza de instancias gubernamentales y la población en general en las Empresas Chinas interesadas en competir o adjudicarse proyectos de desarrollo nacional, aspecto que ha llevado a las autoridades bolivianas a considerar el cumplimiento estricto de la normativa vigente y los protocolos legales, técnico y administrativos establecidos por Ley, reconociendo que estos antecedentes podrían tener consecuencias a nivel nacional y regional.

Según un informe de 2021 del centro de estudios Fundación Milenio, de los $us 6.000 millones en contratos adjudicados a firmas chinas en Bolivia entre 2008 y 2019, casi la mitad correspondió a construcción de carreteras.

 

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