La producción de gas cayó 2 millones de metros cúbicos en octubre y ya es menor a la de hace 20 años. “En 2028 tendremos que importar gas natural”, dice Álvaro Ríos. El mercado interno paga 6 veces menos que Brasil.
(#RadarEnergetico)_ La barrera de los 30 millones metros cúbicos diarios ha sido rebasada. La producción de gas natural cayó a 28 millones en los últimos dos meses; septiembre y octubre.
La caída que no ha parado desde 2015, cuando se producía 60 MMmc/d, ha llegado a niveles más bajos que 2004, antes de la “nacionalización”, cuando se registró un volumen de 34 MMmc/d de producción.
Según datos de YPFB, reportados por la Gobernación de Santa Cruz, la producción de septiembre de 2024 fue de 28,01 MMmc/d y la de octubre de 28,20 MMmc/d. El promedio de los primeros diez meses del año, llega a 30,08.
Según el analista en energía, Álvaro Ríos, Socio Director del consultor de GELA, a diciembre el volumen de producción rondará los 29 MMmc/d, es decir, 50 por ciento menos que hace una década.
DOS PROBLEMAS
Producir menos no solo tiene como consecuencia directa el contar con menos gas natural sino también con menos gasolina y GLP para el mercado interno, ya que al producir gas natural se extrae de la misma corriente los hidrocarburos líquidos asociados.
El segundo problema son los ingresos. Con datos a octubre de 2024, el 51% de las ventas de gas natural se destinan a Brasil y el 49% al mercado boliviano.
Menos exportación menos ingresos. A ello se asocia la pérdida del mercado argentino con lo que queda sólo el mercado de Brasil y el mercado local que paga 5 a 6 veces menos que el brasileño. El precio de exportación ronda los 7 dólares por MM/BTU mientras el mercado boliviano alrededor de 1 dólar por la misma unidad.
EL GRAN PROBLEMA
El gran problema es que el panorama no mejorará, al menos hasta el final de la década.
Según Ríos, en 2025, se exportará 14 MMmc/d, en 2026 aproximadamente 11 MMmc/d y en 2027 un volumen cercano a los 7 MMmc/d.
“Con ese escenario, en 2028-2029 tendremos que importar gas natural”, dice Ríos. “A menos que haya un milagro”, muy poco usual en la industria petrolera.
La consecuencia de todo esto es que el IDH será tan pequeño para las regiones y el Estado central, que terminará siendo irrelevante en las cuentas públicas, sin posibilidad a la vista de que otro recurso lo reemplace, enfatiza.
“Estamos viviendo las consecuencias de un modelo por el que la gente eligió. La política sectorial la definió la gente en el referéndum de 2004, donde se delimitó una política rentista y donde el Estado es monopólico”, entre otros aspectos, dice Raúl Velázquez, analista en Hidrocarburos de la Fundación Jubileo, al criticar que las autoridades no hayan sido capaces de cambiar el rumbo, pese a que se avisó, hace una década, “de que esto iba pasar”.
“Lo crítico de esta situación es que en los últimos años la política energética se ha enfocado sólo en el gas natural”, resalta, al asegurar que existe un riesgo global alto en el área energética por la disminución de los volúmenes de producción, debido a que la electricidad en el país es generada en un 70% por el hidrocarburo.
¿Y si no hay gas, con qué generaremos energía?
Las filas en los surtidores parecen ser sólo síntomas de una dolencia mayor.