La consultora estima que la producción boliviana bajará de 40 millones de metros cúbicos en 2022 a 11 millones en 2030.
(#RadarEnergetico).- La producción de gas natural en Bolivia caerá más rápido de lo esperado y Brasil podría no tener energía de nuestro país a finales de la década, evalúa la consultora Wood Mackenzie. La previsión es que Bolivia, actualmente y desde hace varias décadas gran exportador, empiecen a importar gas.
“La producción en Bolivia ha estado en constante declive desde 2015, con un ligero aumento en 2021”, dijo Amanda Bandeira, analista de Upstream para América Latina de Wood Mackenzie. «Sin embargo, con pocos descubrimientos nuevos y poca oferta en campos maduros, la producción comenzará a disminuir a un ritmo mucho más rápido. Actualmente, la demanda interna consume alrededor del 30 % de la oferta total. Para 2030, es probable que la demanda interna supere esta oferta y es posible que veamos a Bolivia convertirse en un importador», según el informe de Wood Mackenzie.
La consultora estima que la producción boliviana bajará de unos 40 millones de metros cúbicos por día (MMmc/d) en 2022 a 11 millones en 2030. Actualmente, la demanda interna consume alrededor del 30% de la oferta total, pero hasta 2030 el consumo interno debería superar a la oferta.
La reversión de este escenario depende del éxito de las inversiones exploratorias en Bolivia. La estatal YPFB promete aumentar las campañas exploratorias a partir de 2023 y buscar nuevas fronteras.
Sin embargo, Wood Mackenzie recuerda que, en 2021, el gobierno boliviano lanzó un plan de exploración, pero solo se perforaron tres de los 20 pozos anunciados, y están secos. “Además, los términos fiscales del país se encuentran entre los menos competitivos de la región”, destaca el analista de exploración y producción para América Latina, Kuy Hun Koh Yoo.
De confirmarse las proyecciones, la oferta de gas en Sudamérica cambiará. Argentina avanza hacia la autosuficiencia en los próximos años, con el desarrollo esperado de las reservas de gas no convencional de Vaca Muerta en la Cuenca de la provincia de Neuquén.
Brasil “todavía requiere muchas importaciones”, recuerda el analista de gas y energía para América Latina de Wood Mackenzie, Henrique Anjos.
Por eso, los bolivianos esperan reponer sus reservas y, con la caída de la demanda argentina, aumentar la oferta a Brasil a partir de 2025, cuando ven una ventana de oportunidad para diversificar clientes privados en ese país, reseña la consultora.
El gas natural es un sector crucial para la economía de Bolivia, donde las exportaciones a los vecinos Brasil y Argentina juegan un papel fundamental. Las exportaciones a estos dos países representan más del 70% de las ventas totales de gas y el 20% de las exportaciones totales, recuerda la consultora.
Con la expansión de las terminales de gas natural licuado (GNL) en los últimos 15 años, Brasil ya no depende tanto de Bolivia como lo era en la década de 2000. Pero Bolivia aún representa el 25% del suministro. Y representa, para Brasil, un gas más barato que el GNL importado y, en muchos casos, que el propio gas doméstico.
En 2022, Brasil sintió, en la práctica, la limitación de la oferta boliviana. Luego de firmar un contrato más ventajoso con Argentina, Bolivia redujo los volúmenes destinados a Petrobras – de 20 MMmc/d a alrededor de 15 MMmc/d.
Según epbr, los agentes del mercado brasileño también se posicionan ante la posible reducción de la oferta boliviana. Nova Transportadora do Sudeste (NTS) pretende invertir en un proyecto denominado “Corredor del Presal”, que aumentará el suministro de gas de Río de Janeiro a Sao Paulo en 24 MMmc/d y, en el límite, moverá parte del gas boliviano también en la región Sur.