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¿Qué cambios se deben hacer para evitar el ocaso del sector hidrocarburos?

Desde reducir los impuestos a las empresas y ajustar los precios del mercado interno, agilizar los trámites para la exploración, replantear el rol de las instituciones y transparentar la información, hasta replantearlo todo, incluida la propiedad estatal de los hidrocarburos, son las principales propuestas para darle nueva vida a esta industria.

(#RadarEnergetico)_ “La Ley de Hidrocarburos, promulgada en 2005, cumplió su ciclo y se deben hacer ajustes porque el sector de hidrocarburos requiere fuertes inversiones”, la frase ha sido dicha la primera vez en noviembre de 2021 y al menos tres veces más desde entonces. La última vez esta semana: “La Ley 3058 quedó obsoleta, ya que el contexto cambió debido a la declinación de la producción por falta de inversión en proyectos de exploración”, en todos los casos, dicha por el Ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina.

Han pasado dos años y medio y la situación del sector hidrocarburos no solo no ha mejorado, sino que se ha deteriorado ampliamente. Entre 2021 y la actualidad la producción de gas ha caído en 15 millones de metros cúbicos diarios (MMmc/d), 33%, y por lo tanto también de los líquidos asociados, hubo varias situaciones de escasez de combustibles y no se ha descubierto ningún reservorio importante.

La caída de la producción viene desde su tope en 2015, cuando llegó a 60 MMmc/d. A mayo de 2024, la misma cayó a 31 MMmc/d, la mitad.

Más allá del tiempo perdido y de las consecuencias de no haber tomado acciones inmediatas para detener la caída, provocada por la falta de condiciones para invertir en exploración, hoy las autoridades mantienen abierta la ventana de la posibilidad de reformas. “Sería mejor abrir la puerta”, dice el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos.

En ese marco, ¿qué aspectos fundamentales debieran cambiarse en el sector hidrocarburos, para hacerlo atractivo?

Radar Energético consultó a tres analistas; Mauricio Ríos, Raúl Velásquez y Álvaro Ríos, recoge la opinión del sector privado, que considera que “sólo la atracción de inversiones a gran escala, podría permitir una recuperación del sector hidrocarburos”.

Asimismo, toma en cuenta las conclusiones del Foro Energético, organizado por el Gobierno, en el que se delinean algunos aspectos para el futuro del sector hidrocarburos.

Todas las voces, en la idea de aportar en el norte de las reformas de un sector que aún puede dar mucho al país.

ANALISIS Y PROPUESTAS

“La Ley 3058 quedó obsoleta”, la frase del ministro Molina, a 19 años de vigencia de la norma, refleja la urgencia de cambiar, pero, ¿qué cambiar?

“La crítica situación por la que atraviesa el sector hidrocarburífero en Bolivia es resultado de la política hidrocarburífera implementada en el país desde hace casi 20 años (…) lo que se necesita es una nueva ley sectorial que considere las limitaciones puestas en la Constitución, pero que proyecte al sector hidrocarburos en el largo plazo”, dice Raúl Velásquez, analista en Hidrocarburos de la Fundación Jubileo.

En el corto plazo, propone un “ajuste a la subvención a los hidrocarburos, un ajuste en los precios del gas natural, gasolina, diésel y otros derivados en el mercado interno y el desarrollo de hidroeléctricas de tamaño pequeño y mediano que permitan liberar gas natural para la exportación”.

En el largo plazo, Raúl Velásquez, dice que “indiscutiblemente” se necesita una nueva Ley de Hidrocarburos, que considere “un nuevo marco institucional” que establezca “roles y funciones claras para los diferentes actores, Transparencia y Acceso a Información, Condiciones Previas a la Exploración y Explotación; Contenido mínimo de Contratos de Exploración y Explotación; Contratos de comercialización y gestión de mercados; Política de precios para el mercado interno; Transporte de hidrocarburos; régimen fiscal aplicable al sector; uso de la renta petrolera para la diversificación productiva y transición energética”, detalla.

Por su parte, Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos y analista de la consultora energética GELA, plantea cinco aspectos clave. Primero, es “imprescindible” rebajar la renta gasífera “ya sea difiriendo impuestos o reduciéndolos que manera que no sea tan elevada y por lo tanto sea competitiva”, plantea.

Asimismo, subraya que se debe “remunerar mejor los precios en el mercado interno”. “No es posible que estemos importando a 85 dólares el barril y al productor local le demos 27 dólares o vayamos a importar gas de Argentina a 7 dólares y al productor local le demos 1 dólar”, ejemplifica.

En tercer lugar, aconseja replantear el rol de YPFB dentro del andamiaje de la industria. “Ahora YPFB juega un rol de juez y parte en la exploración. Debería ser una empresa socia que sea fiscalizada por un tercero”, aseveró.

Cuarto, dice Ríos, habría que crear una especie de “MiniRIGI”, similar a la ley de Bases que incluye el régimen RIGI de Milei en Argentina, “que permita garantías especiales para las empresas que inviertan”, para repatriar sus utilidades y darles libertades.

Finalmente plantea que la reglamentación debe hacerse de manera clara y rápida. “Debe ser fácil y sencilla para que no se preste a interpretaciones”, enfatizó.

Ríos considera que se ha perdido mucho tiempo, pero que no hay espacio para los lamentos y que se debe establecer consensos básicos sin importar los colores políticos para que este sector que es vital para la economía del país, siga aportando, porque si no, vaticina, en cinco años vamos a estar importando gas desde Argentina.

“Cualquier cosa que se haga en ese norte es mejor que importarlo todo”, apuntó.

EL ESTADO ES EL PROBLEMA

“El subsuelo no puede seguir siendo de propiedad estatal”, afirma de manera enfática el economista liberal Mauricio Ríos García, haciendo referencia que los problemas estructurales del sector hidrocarburos son provocados por la administración del Estado. Es como “el queso que dejamos bajo cuidado del ratón”, grafica.

“Bolivia no solo debe comenzar a discutir los aspectos técnicos y legales del sector hidrocarburífero en el país”, dice el economista, que profundiza en el análisis.

“Para solucionar este problema de raíz, el verdadero desafío que debemos asumir para superar los eternos ciclos de estatización-privatización-estatización no solo de los hidrocarburos, sino también de los minerales, es si el subsuelo debe ser propiedad del Estado o de quienes tienen la propiedad de la superficie. El subsuelo no puede seguir siendo de propiedad estatal, con todo lo que esto implica”, argumentando que “gran parte del desastre que hoy vivimos es consecuencia de haber desperdiciado el mayor auge de materias primas de la historia del país por habérselas confiado al Estado”.

PETROLERAS: “BRINDAR CONDICIONES”

En Bolivia, hay un puñado de empresas internacionales que operan hace aproximadamente 20 años, las cuales son las responsables de la operación de la mayoría de campos de gas natural y petróleo.

Hace más de una década, desde la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energías (CBHE), gremio que agrupa a las empresas del upstream y de servicios, excepto las estatales, se advirtió que era necesario invertir al menos 5.000 millones de dólares en un periodo de cinco años, para sostener la buena producción que había en ese momento. Las consecuencias de no haberlo hecho, las vivimos ahora.

Es por eso que la CBHE, expresó su “preocupación por la progresiva caída de la producción de gas” y calificó la situación actual como “crítica”, en un pronunciamiento el 25 de junio reciente.

“La ausencia de nuevos proyectos no permite vislumbrar descubrimientos y desarrollos en el mediano plazo”, advirtió la Cámara, avisando que “el país debe brindar condiciones para la inversión en exploración y producción, a través de cambios normativos, que posibiliten un equilibrio entre la factibilidad técnica y el riesgo económico”.

Finalmente, dijo que “sólo la atracción de inversiones a gran escala, podría permitir una recuperación” del sector hidrocarburos.

MIRADA ESTATAL

Con la participación activa de autoridades gubernamentales, empresarios, organismos de cooperación internacional, expertos y representantes de instituciones de la sociedad civil, se realizó el Foro Transición Energética Bolivia 2050, organizado por el Ministerio de Hidrocarburos en el cual la entidad estatal buscaba definir estrategias y lineamientos para las políticas públicas a largo plazo en el ámbito de los hidrocarburos y energías. El evento realizado en Santa Cruz de la Sierra el 27 y 28 de junio, tuvo entre otras cosas, conclusiones referidas al sector hidrocarburos y su futuro.

En el documento de conclusiones publicado el ministerio, se establece la necesidad de “aprovechar las potencialidades de la industria del gas en Bolivia y la oportunidad actual y futura del mercado de Brasil, mediante una reestructuración de políticas de Estado, regalías e impuestos, de incentivo a la exploración y explotación, y tarifas sostenibles para el mercado interno”.

Se definió también, “agilizar procesos administrativos y optimización de contratos que fomenten la actividad de exploración y explotación de hidrocarburos”, promoviendo la economía de sus proyectos y su desarrollo continuo.

Asimismo, se planteó “agilizar la mejora de estas políticas de Estado en búsqueda de reactivar el sector, de manera que hacia 2025 se proyecte la necesidad de mejorar las condiciones económicas, legales, administrativas y operativas para la ejecución de actividades de exploración y explotación”. Hacia 2030 se pretende optimizar la posición de Bolivia a nivel regional como país atractivo para las inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos, con políticas de regalías e impuestos sostenibles y equitativas, invoca el documento.

DEFINICIONES

El consenso parece estar dado en que los cambios deben hacerse lo más pronto posible. Qué aspectos se reforman y cómo encarrilar los cambios, parece ser el mayor desafío, con un parlamento fragmentado y con un gobierno urgido en brindar soluciones, dado el hecho que cualquier modificación que se realice tomará meses en su implementación, en un sector donde los resultados son a largo plazo y mientras antes se comience es mejor.

De lo contrario, las reservas y la producción seguirán cayendo y la importación de combustibles no tendrán freno.