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Los números que explican las recurrentes filas en los surtidores

“Una errática política exploratoria nos ha llevado a esto”, dice Álvaro Ríos. La producción de hidrocarburos líquidos cayó 53% en la última década.

(#RadarEnergetico)_ Filas de vehículos en los surtidores de Bolivia y cisternas apiñados en frontera esperando carga de combustibles para ser internados al país.

FOTO: Visión 360

Ambas imágenes, a kilómetros de distancia una de la otra, están directamente relacionadas debido a que cada vez el país necesita importar más gasolina y diésel, pero tiene pocos dólares para hacerlo. Las reservas Internacionales Netas en el Banco Central de Bolivia cayeron 12.911 millones de dólares en la última década.

Aunque YPFB hace grandes esfuerzos en logística para atender la demanda, la situación parece no ser suficiente.

Según datos del Ministerio de Hidrocarburos, más de $us 3.000 millones fueron erogados por el Estado boliviano en 2023 para traer combustibles del exterior, ante la caída de la producción de petróleo y de gas natural y condensado de donde se extraen gasolina, diésel y gas licuado de petróleo (GLP) para el mercado interno.

En el caso de la gasolina; en 2015 se importaba 367 millones de litros anuales, mientras que, en 2024, la cifra estará cercana a los 1.000 millones de litros, según estimaciones de YPFB.

Respecto al diésel, los datos reflejan que, en 2015, la importación llegó a los 809 millones de litros, mientras que, en 2024, según las mismas estimaciones, superará los 2.000 millones de litros; 147% de incremento.

En 2023, el 55% de la gasolina y el 88% del diésel fueron importados.

PRODUCCIÓN EN CAÍDA LIBRE

La razón para el crecimiento de la importación se debe a la caída de la producción local de hidrocarburos.

Los campos de gas natural producen al mismo tiempo líquidos asociados, es decir, condensados, gasolina natural y GLP, que luego de un proceso de separación y refinación aportan al stock de gasolina y GLP y los pozos petroleros aportan diésel.

En consecuencia, en los últimos años, ante la caída de la producción de gas natural también cayó la producción de líquidos, por lo que se debe importar más gasolina.

NÚMEROS

En 2015, la producción de hidrocarburos líquidos llegaba a los 60.787 barriles diarios, mientras que una década después el volumen llega a 28.684 barriles diarios; 53% menos, igual a 32.000 barriles diarios, con datos a mayo reciente.

La relación es proporcional a la producción de gas natural que en 2015 registraba 60 millones de metros cúbicos diarios, mientras que, en 2024, alcanza los 31,7 millones; 48% menos.

La caída de la producción trajo como consecuencia la disminución de la exportación de gas natural. En una década, las ventas de gas natural boliviano al mercado externo cayeron 68,7% en valor y 58,6% en volumen, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las mismas pasaron de $us 6.011 millones en 2014 a $us 1.880 millones en 2023.

ALERTA. Ríos considera que, al mirar los números, la crisis que se avecina es la del GLP.

DESASTRE

Los números muestran las razones de la tormenta perfecta en el sector hidrocarburos y por ende en la economía boliviana. Declinante capacidad de producción trajo consigo una cada vez más reducida capacidad exportadora y en consecuencia de ingreso de divisas con las que se importe lo que falta.

“Todo lo anterior nos ha llevado a la desastrosa situación energética que tenemos, donde el país se desangra por elevadas importaciones y reducidas exportaciones de energía”, dice Álvaro Ríos, exministro y analista en temas energéticos.

“Una errática política exploratoria nos ha llevado a la caída de producción de líquidos tan pronunciada como la de gas, por lo que se debe importar cada día más derivados de petróleo con la consecuente erogación de dólares”, complementó.

A ello se suma la escasez de éxito exploratorio de los pocos pozos que YPFB perforó en la última década, un promedio de tres por año. “Deberían ser al menos 20 pozos», dice Ríos.

“La situación será más crítica cuando las importaciones de GLP se inicien y eso está a la vuelta de la esquina”, avisa el analista.