Analistas señalan que, bajo el esquema actual, será muy difícil detener la caída. El año 2000, el país ya producía 16 MMmc/d, para dar un salto a 35, cuatro años más tarde.
(#RadarEnergetico).- En 2022, Bolivia produjo 41 millones de metros cúbicos diarios (MMmc/d). A noviembre de 2023, el nivel de producción cayó a 36 MMmc/d, es decir, 5 MMmc/d menos entre un año y otro.
La caída no es leve, sino más bien pronunciada, pero no es una excepción sino más bien la regla de lo que ha venido ocurriendo en los últimos años. Tanto así que desde 2014-2015, cuando se dio el pico de producción de gas con 60 MMmc/d, la misma en cayó 24 MMmc/d, un promedio de 3 millones por año.
AÑO TRAS AÑO
En 2005, antes de la llamada “nacionalización” de los hidrocarburos, un proceso de estatización, vía compra de acciones de las empresas públicas que a su vez habían sido semiprivatizadas en la década de los 90´s, Bolivia producía 33 MMmc/d. En 2006, año en que se tomó esta medida, la producción fiscalizada alcanzaba a los 35 MMmc/d.
La producción boliviana de gas tuvo un comportamiento ascendente a partir del contrato de exportación con Brasil, cuya materialización comenzó en 1999 con la exportación de los primeros volúmenes del energético.
Antes de ello, entre las décadas de 1970 y los 90´s, la mayor producción historia de Bolivia fue de 10 millones de metros cúbicos diarios y un máximo de 6 millones diarios exportados al mercado argentino entre 1980 y 1996.
SUBE Y BAJA
El año 2000, el país ya producía 16 MMmc/d, para dar un salto a 35 MMmc/d cuatro años más tarde. Tres años después alcanzaba el peak de 40 millones en cuyo nivel se mantuvo por los siguientes cinco años, con una excepción en 2009, cuando produjo 34 MMmc/d, por razones de mercado.
La tendencia ascendente llegó a los 49 millones en 2012 y un pico histórico de 60 MMmc/d en 2014-2015.
Desde entonces han pasado 8 años. La producción comenzó a descender el año siguiente, en 2017, a 57 millones, cinco años después llegaba a 45, cayendo 12 millones en ese corto periodo.
Luego, la caída se hizo más pronunciada, cayendo en solo dos años 9 MMmc/d; de 45 a 36 millones.
SIN REPOSICIÓN
El cambio en las reglas sectoriales a partir de 2006, y refrendadas en algunos aspectos con la Constitución de 2009, tuvieron su enfoque en la renta petrolera y por lo tanto en exprimir los campos que estaban en producción. Las reglas pactadas a través de los nuevos contratos petroleros de 2007 así lo evidencian.
La curva de inversiones se disparó en lo referido a explotación y se redujo a la mínima expresión en lo relacionado a exploración para encontrar nuevas reservas.
Segun datos oficiales, las inversiones en exploración rondaron los $us 200 millones por año entre 2006 y 2023. El monto es el doble para tareas de producción o explotación, registrandose $us 411 millones en el mismo periodo.
ANÁLISIS
La declinación de la producción “se acelera año tras año”, dice el analista en temas energéticos, Álvaro Ríos, quien señala que viene advirtiendo hace una década que el sector hidrocarburos debe ser intensivo en exploración para sostenerse en el tiempo.
“Pronto no habrá nada para exportar y se tendrá que importar”, vaticina, apoyado por el ritmo al que cae la producción.
Por su parte, Raúl Velásquez, analista en Hidrocarburos de la Fundación Jubileo, contextualiza la situación asegurando que “sin duda el sector hidrocarburos atraviesa su peor crisis de este siglo 21”.
La misma –dice- es consecuencia de una política hidrocarburífera “orientada en la captura de renta y la hegemonía del Estado en todo el sector”.
Ante la caída de la producción en un 40% en relación a 2014, asegura que “se ha perdido participación en los mercados de gas tanto en Brasil como Argentina, con su consecuente impacto en menores divisas por exportación y una contracción significativa en los ingresos fiscales por concepto de renta petrolera”.
Según el analista, hasta ahora solo se han puesto “parches” y no se han realizado “un ajuste estructural al sector mediante un cambio de política hidrocarburífera, siendo que justamente lo que el país necesita con urgencia es de una nueva política plasmada en una nueva ley de hidrocarburos”, enfatiza.